viernes, 29 de marzo de 2019

¿Escobar chic?

Las maneras en que la moda se encarga de vaciar algún elemento cargado de historia y significado.
No hace más de un mes estaba ejercitando mi índice derecho sobre la pantalla del celular cuando me topé con una imagen que después de sorprenderme terminó irritándome. Era la típica imagen de “estilo de calle” donde un hombre de no más de treinta años posaba con seguridad ante la cámara de un fotógrafo en el Pitti, la feria de moda masculina más importante del año que se celebra en Italia. Con un diafragma menor a 5,6 bajo un cielo gris, las calles de Florencia aparecían desenfocadas y centraban la atención en el plano medio de aquel hombre con el cuello y manos tatuadas. El resto de su cuerpo huesudo estaba cubierto por un saco de capota talla XXL color negro estampado con la imagen de Wagner Moura, protagonizando a Pablo Escobar. Solo estaba impresa la cara, un primerísimo primer plano que mostraba el gesto congelado del actor brasileño conocido por todos los fanáticos de la serie Narcos. No era Moura ni Pablo Escobar, era ese nuevo personaje, producto de la fatídica fusión lograda por el comediante que pudo vender, a través de ese gesto, un fragmento de la historia del país. Imágenes que invitan a la reflexión, publiqué seguidamente en mis Instastories.
No será la primera ni la última vez que la moda se encargue de vaciar algún elemento cargado de historia y significado. Ya la bomber jacket desfiló por Bogotá durante todo 2017, olvidándonos por completo de su pasado violento. Fue diseñada para los aviadores en la Segunda Guerra Mundial, pulida en el doble faz para que el lado naranja ayudara al rescate de los soldados y luego fue apropiada por los skinheads en los años ochenta
Pero para contextos políticos uno de los mejores ejemplos es el cuello Zhongshan, mejor conocido como cuello Mao. Tanto Sun Yat-sen, primer presidente de la República de China y Mao Tse-tung entendieron que era necesario alejarse de las piezas ornamentadas que hablaran de los rastros de los emperadores. La China moderna necesitaba un traje utilitario, look que fue apropiado en Occidente por algunos intelectuales en los años sesenta para expresar con total libertad pero sin palabras, sus inclinaciones políticas. Sin embargo, en 1968 Pierre Cardin llevó el cuello Mao a las pasarelas vaciando el símbolo de cualquier contenido político para que fuera aceptado. 
Otro ejemplo, y quizás el más doloroso, es el título que le dio la prensa internacional en 1982 a la llegada de algunos diseñadores japoneses a la semana de la moda en París. Pos Nuclear o peor aun Hiroshima Chic para nombrar la extraña propuesta presentada tanto por Rei Kawakubo como por Yohji Yamamoto. Con solo mirar las imágenes de las colecciones se hace evidente que las piezas desestructuradas y desgarradas en colores oscuros movieron el piso de las pasarelas francesas, fue un cambio drástico y necesario para el mercado de la moda. Desde ese momento la belleza y el lujo son cuestionables, al igual que los nombres de los que se apropia el mismo sistema.
Así que después de publicar mi desayuno en otra de mis Instastories, volví a mirar la imagen capturada del Pitti y quise buscar, por curiosidad, cuál era la marca que lo había estampado. Las camisetas con la cara de Escobar mal estampada abundan en la red, más de veinte modelos conté con rapidez, pero esas no me conmocionaron. Fue la de Moura la que me perturbó, ya no era la cara del capo impresa en algún barrio de Medellín, era Moura en su personaje, con los más de quince kilos que debió ganar y ese papel que habitó durante dos años. Era Narcos como serie, tal vez Escobar chic: una imagen ya vaciada.
Artículo publicado el 13 de febrero del 2018 en la Revista Arcadia versión digital. www.revistaarcadia.com/agenda/articulo/pablo-escobar-en-la-moda-y-la-historia-colombiana/68087

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