Estuve junto a mí,
llena de mí, ascendente y profunda,
mi alma contra mí
Blanca Varela
este prólogo debe ser poético
Ella lleva el mundo en su cabeza: un pedacito del Metropolitan de Nueva York se entrecruza con una góndola de Venecia. La torre Eiffel se combina con facilidad con las gárgolas de la Catedral de Notre-Dame y un par de columnas de orden corintio de 17 metros de altura del Olimpeion. La torre Eiffel, solo la torre que al final es lo que importa. Ella lleva a París en su cabeza como si caminara por los techos de estilo clásico construidos bajo las especificaciones urbanísticas del barón Haussmanien. El barrio Les Marais en negro reluciente y el arrondissement 19 en blanco con sus fábricas y modernidad. París como un gran tweed o una copa de coñac llena de perlas blancas y negras.
este prólogo debe ser profundo
Ella, con su mundo y la contradicción en su cabeza, se inspiró en un término alemán como tema central de su portafolio: Doppelgänger, para exponer en cinco capítulos su paso por el programa de Mercadeo y Comunicación de la Moda en el LCI Bogotá. Ella sabe que pensar en un gemelo malvado logra mostrar el dualismo grotesco que a todos persigue, pero que ese gemelo no siempre está afuera, también pueden ser las circunstancias las que sacan a ese fantasma oscuro que camina al lado de todos. Ser un doppelgänger más. Y así tomar perla por perla para catalizar los defectos: una blanca para el alcohol, otra negra para la histeria y una más para la tristeza. Siete para el sexo y así la copa se llena, se rompe y todo explota.
este prólogo debe ser trascendental
Ella, con su mundo, París y su Doppelgänger, combinó los colores blanco, negro y el rojo como acento, mientras las imágenes con filtro de movimiento evidenciaron esa realidad distorsionada, porque en la ira o en la histeria nada es estable; así ella camine por los techos de una ciudad mito, así intente volar entre el lujo frenético y una playa perdida. Y Blanca Varela también, entre su ser dual, confiesa cómo su alma se puso contra ella. Laura Piñeros con sus mundos, con París y su copa llena de perlas, pintando de blanco lo que es negro, porque un día es Chanel y después es McQueen, al final es Margiela y después Chanel de vuelta, sin miedo para gritar que solo en esa contradicción habita la fuerza para la creación.
este prólogo debe ser
Prólogo realizado para Laura Piñeros
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